sábado, 26 de mayo de 2012

EL VERANO DEL COHETE!!! Ray Bradbury

 Enero de 1999

Un minuto antes era  invierno, en Ohio; las puertas y las ventanas estaban cerradas, la escarcha empañaba los vidrios, el hielo adornaba los bordes de los techos, los niños esquiaban en las laderas, las mujeres, envueltas en abrigos de piel, caminaban torpemente por las calles heladas, como grandes osos negros.
T de pronto, una larga ola de calor atravesó el pueblo; una manrea de aire tórrido, como si alguien hubiera abierto de par en par la puerta de un horno. El calor latió entre las casas, los arbustos, los niños. El hielo se desprendió de los techos, se quebró, y empezó a fundirse. Las puertas se abriero, las ventanas se levantaron; los niños se quitaron la ropa de lana; las mujeres se despojaron de sus disfraces de osos; la nieve se derritió descubriendo los viejos y verdes prados del último varano.
El verano del cohete. Las palabras corrieron de boca en boca por las casas abiertas y ventiladas. El verano del cohete. El caluroso aire desértico alteró los dibujos de la escarcha en los vidrios, borrando la obra de arte. Esquíes trineos fueron de pronto inútiles. La nieve, que venía de los cielos helados, llegaba al suelo como una lluvia cálida.
El verano del cohete. La gente se asomaba a los porches húmedos uy observaba el cielo, cada vez más rojo.
El cohete instalado en su plataforma, lanzaba rosadas nubes de fuego y calor. El cohete, de pié en la fría mañana de invierno, engendraba el estío con el aliento de sus poderosos escapes. El cohete creaba el buen tiempo, y durante uos instantes fue verano en la Tierra...


en Crónicas Marcianas.

EL DUENDECILLO FRAILE!!! Fernán Caballero Revista "Proa"

Había una vez tres hermanitas que se mantenían amasando de noche una faneguita de harina. Un día se levanraron de madrugada para hacer su faena y la hallaron hecha, y los panes prontos para meterlos en el horno, y así sucedió por muchos días. Queriendo averiguar quién era el que tal favor les hacía, se escondieron una noche y vieron venir a un duende muy chiquito, vestido de fraile, con uno hábitos muy viejos y rotos. Agradecidas, le hicieron unos nuevos que colgaron en la cocina.
Vino el duende y se los puso y en seguida se fue diciendo:
Frailecito con hábitos nuevos,
no quiere amasar ni ser panadero.

sábado, 19 de mayo de 2012

EL HERIDO!!!! del libro CORAZÓN de Edmundo de Amicis

                                                                                                                            Domingo 20
No había terminado de pasar el cuento mensual que el maestro me dio para copiar, y mi padre me pidió que lo acompañara al cuarto piso a visitar al señor herido de un ojo. El anciano estaba acostado entre almohadones y junto a él, sentada al lado de la cama, se hallaba su mujer con el sobrinito. El señor tenía el ojo vendado, pero se encontraba bien, según nos dijo, y muy pronto estaría curado.
 - Fue una verdadera desgracia -comentó - , y se lamentó por aquel pobre chico.
En ese momento llamaron a la puerta y la señora salió a abrir, convencida de que era el médico. Al abrir la puerta...¿veo a Garofi en el umbral, y sin atreverse a entrar! El enfermo quiso saber quién había llegado.
 - Es el muchacho que tiró la bola... -Explico mi padre.
 - 'Oh! - exclamó entonces el anciano - .  Ven, aércate, pobre niño Tranquilízate, que estoy mejor.
garofi se acercó, haciendo esfuerzoa poer no llorar, y el anciano, también muy emocionado, lo acarició.
 - Dile a tus padres que todo va bien.
Garofi pareció querer decir algo; pero se quedó mudo.
 - Bien, muchacho, bien; será hasta pronto, vete tranquilo.
Garofi caminó lentamente hasta la puerta y de pronto, sacando de entre su capote algo que llevaba oculto, lo entregó al sobrino del anciano y desapareció. El niño nos mostró aquello y vimos que encima le había puesto un letrero que decía:"Teregalo esto". Cuando vimos bien lo que era, lanzamos una exclamación.
Garofi se desprendía de su álbum de estampillas, la coleción de la que siemprehablaba, orgulloso, y que tanto le había costdo reunir: su tesoro.
¡Pobre niño! A cambió perdón, regalaba la mitad de su vida.

LA MONTAÑA DE CRISTAL!!!! Cuento tradicional europeo

Había una vez una montaña de cristal en cuya cumbre se levantaba un castillo de oro puuro y, frente a éñ un manzano que daba solamente manzanas doradas.
Vivía prisonera en ese castillo la pricesa más hermosa del mundo esperando al príncipe que lograra subir la montaña de cristal, cortar una manzana de oro y entregársela en su cáma ra de palta,.Cuando esto sucediera, el hechizo se rompería y ella sería nuevamente libre.
Aunque muchos príncipes, nobles y caballeros de países vecinos intentaban día tras día el ascenso, todos resba laban porlas laderas de cristal y caían muertos al pié de la montaña.
La princesa estba más y más triste. en pocos días vencería el plazo de siete años durante los cuales podía ser liberada. Si nadie lo lograba, permanecería prisionera para siempre.
Asólo tres días de cumplirse los siete años, un caballero de armadura dorada, montado en el corcel más fuerte que se haya visto en la montaña, estuvo a punto de alvanzar la cima. Su mano yo rozaba una manzana dorada cuando, de pronto, un águila gigante que vigilaba el castillo se precipitó sobre él.. Su caballo se asustó y se levantó sobre las patas traseras. Ambos cayeron rodando como todos los demás.
El último día, se acercó a la montaña
un joven leñador muy decidido a a liberar a la princesa. tría en su bolsillo las garras de un lince que había hallado muerto en el bosque.
El muchacho, valientemente, comenzó a tre`par, clavando las garras en el cristal con todas sus fuerzas. A mitad de camino, el cansancio y la sed lo atormentaron a tal punto que se durmió, extenuado pero aferrado fuertemente a las garras del lince.
Salió el águila  a hacer su ronda nocturnay, al ver al muchacho inmóvil en la heladera, lo dió p9or muerto. se dirigió hacia él en un vuelo rasante y lo tomo con sus garras de los hombros. En ese momento, el muchacho despertóy, comprendiendo lo que sucedía, se dejó llevar sin hacer ni el más mínimo movimiento. De pronto, en el preciso instante en que el águila sobrevolaba la cima de montaña mágica, el joven se aferró con un movimiento brusco de sus patas. El susto del águila fue tal que soltó su pesa y fue a perderse entre las nubes, mientras el joven caía, sano y salvo, sobre las ramas más altas del manzano.
Cortó una manzana dorada, la peló y colocó las cáscaras sobre sus heridas, que sanaron inmediatamente. Luego cortó dos manzanas más y se dirigió hacia el castillo.
la enome puerta estaba custodiada por un terrible dragón. El leñadoor le arrojó una manzana mágica que el monstruo devoró, tras lo cual desapareció silenciosamente y mansamente.
Recorrió el joven los alrededores del castillo y llegó a la ventana de la princesa, quien no podía creer que ese muchacho sin armadura ni caballo hubiera vencido al águila. En el instante en que se miraron se enamoraron. Y, cuando él le entregó la manzana de oro, el hechizo de la montaña se rompió.
En el acto, el jardín del palació floreció, de las fuentes comenzó a brotar el agua cristalina y los árboles se poblaron de coloridos pájaros que cantaban bellas melodías.
Al romperse el hechizo, las laderas de las montañas reverdecieron y todo volvió a ser como antes. hasta los caballeros que habían caído y parecían muertos en el fondo del abismo, despertaron como de un sueño profundo.
Ese mismo día se celebró la boda de la pricesa y el humilde leñador, que de est manera se convirtió en príncipe. Y vivieron felices para siempre en el castillo de la montaña.

martes, 15 de mayo de 2012

APOCALÍPTICOS E INTEGRADOS Umberto Eco (frag.) Los libros!!!!

Los libros para leer no podrán ser sustituídos por ningún artefacto electrónico. Están hechos para ser tomados en la mano, llevarlos a la cama, en un barco, aún allí donde no hay pils eléctricas, incluso donde y cuando cualquier batería esté descargada; pueden ser subrayados, soportan marcas, señalalibros, pueden dejarse caer al piso o abandonados abiertos sobre el pecho o sobre las rodillas cuando nos sorprende el sueño; van en el bolsillo, se ajan, asumen una fisonomía individual según laintesisdad y asiduidad de nuestras lecturas; nos recuerdan ( si se ven demasiados frescos) que todavía no los hemos tocado; se leen poniendo la cabeza como queremos nosotros, sin imponernos una lectura fija y tensa de la pantalla de una computadora, muy amigable en todo, excepto en las cervicales. (...) La forma libre esta determinada por nuestra anatomía. Puede haberlos muy grandes pero en general tienen función de documento o de decoración: el libre estándar no debe ser más pequeño que un paquete de cigarrillos ni más grande que el Espresso (periódico italiano). depende de las dimensiones de nuestras manos y ésas - al menos por ahora - no han cambiado.




Buenos Aires: Lumen, 1999